Para nuestros amigos y familia es difícil enfrentar esta enfermedad, primero porque no la ven como una enfermedad, sino como un estado anímico. He tratado de explicar en post anteriores la diferencia entre un estado de tristeza temporal y una depresión.
Para nuestros conocidos aun mas difícil ya que frecuentemente nos vemos iguales y a veces hasta mejor, bajamos unos cuantos kilitos y nos maquillamos y arreglamos un poco más, para no andar por ahí con cara de enferma.
Dentro de los tipos de personas cercanas que nos rodean, familia y/o amigos, veo los de siguiente tipo.
Los que desaparecen: Son esas personas que estaban seguido con nosotros en los tiempos buenos y de pronto desaparecen, si los invitamos siempre tienen excusas, si les escribimos no responden, eso duele, es puñal mas a nuestro corazón herido, nunca sabremos si nos utilizaron en los tiempos buenos, o son tan egoístas que se sienten incómodos no saben que decir y en lugar de tratar aunque sea torpemente acompañarnos. Los que no les gusta escuchar problemas, caen dentro de los primeros nunca fueron nuestros amigos, sólo querían gente con que pasarlo bien. Lo que sí es seguro es que nunca nos quisieron como dijeron hacerlo, o no nos dejarían solos mientras nos ahogamos.
Los que le gusta jugar a buenitos: Estos se te acercan pareciendo entender tu situación, y salen a contarle a todo el mundo que están tan preocupados por ti, que algo que era privado se vuelve público. Y el día que necesitas un apoyo de verdad como acompañarte a un médico, hacer algún trámite, nunca pueden.
Los que se las saben todas, estos amigos con la mejor de sus intenciones, pero nos hacen sentir estúpidos, con sus “tienes que darte animo” “sal a caminar” “esos medicamentos te están haciendo mal, tomas demasiado” . Por favor no se sientan, no ofendan, pero ¿no creen que uno ya pensó esas cosas? Que si no salimos a caminar es porque a veces NO PODEMOS, en mi caso hay día que sufro mareos, sobre los medicamentos, creo que de eso saben más los profesionales, a menos que sean doctores, uno no puede cambiarse la prescripción y tomarse lo que el doctor dice. La depresión muchas veces, casi siempre es un desorden químico en el cerebro. Se agradece su buena intención, pero por favor pasen al siguiente grupo.
Los amigos que necesitamos: Los que nos llaman cada cierto tiempo para saber cómo estamos y nos ofrecen sinceramente si necesitamos algo, o nos ofrecen alguna ayuda como “si necesitar que te acompañe al doctor me dices, solo el jueves no puedo” “¿tienes algo de comer?” a veces no tenemos ganas de ir de compras ni de cocinar, entendiendo que si se comprometen cumplan.
Los que te pregunta si quieres hablar, sólo te escuchan (para órdenes e instrucciones ya tenemos al siquiatra y el sicólogo), y te preguntan si quieres hacer algo, a veces si nos apetece pasear. Y por último los que te dan un gran abrazo.
Llegan con una sonrisa, algo dulce y una película divertida, no les importa si nos quedamos dormidas, que nos siguen contando sus alegrías y sus penas, no nos aíslan como si ya no tuviéramos capacidad de comprender.